No se camina hacia el amor. No hay pasos que lo alcancen. Es un precipicio invisible. Uno avanza, distraído, y de pronto el suelo ya no está. No hay aviso. No hay ruido. Sólo la certeza de que ya es tarde. Ya ocurrió. Quienes dominan el idioma inglés lo saben. Por eso dicen "fall in love". Caer. Reconocen, en esa palabra de cuatro letras, la verdad irremediable: enamorarse es perder el control. Es rendirse a la gravedad de otro. Y así, sin red, uno descubre que lo importante no es el impacto -duro, dulce, brutal- sino el instante previo. Ese segundo eterno en el que, suspendido en el vacío, se entiende que ya no hay vuelta atrás. Luego, sólo queda seguir cayendo.
lunes, 14 de julio de 2025
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
CINCUENTA Y EL HORIZONTE
Estoy a seis días de los cincuenta. No sé qué se supone que debe sentirse, pero aquí, bajo el sol, frente al mar, sólo pienso en la lín...

-
La idolatría se introduce en la mente como una sombra suave, un inicio que empieza con una idea, con una convicción vestida de verdad a...
-
Hubo un momento en la vida, difícil de determinar con exactitud, en el que todo se volvió evidente: este mundo ya no tiene remedio. ...
-
El aburrimiento es una rareza en estos tiempos de velocidad constante, donde todo parece moverse más rápido de lo que podemos asimilar....
No hay comentarios:
Publicar un comentario