El agua, en su esencia, fluye con suavidad y libertad. Tocarla es una caricia que nos invita a soltar cualquier resistencia. No se impone, pero tampoco se detiene; sigue su rumbo, adaptándose a los obstáculos que encuentra. Con paciencia, un simple goteo puede horadar la piedra más dura. Qué jamás se nos olvide que llevamos en nosotros la esencia del agua. Al enfrentar vicisitudes, no debemos aferrarnos a los obstáculos, sino buscar un nuevo camino. La clave está en fluir como el agua y encontrar siempre la forma de avanzar.
viernes, 22 de noviembre de 2024
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