El mar es esa vastedad que se despliega en tonos verdes y azules hasta desvanecerse en la nada que llamamos horizonte. Sin embargo, en ese vacío encontramos una presencia que nos llama, una fuerza que nos atrae. No es el movimiento de las olas lo que nos hipnotiza, sino el silencio que las separa. El intervalo entre dos momentos, el espacio entre dos pensamientos. Allí, en esa vacuidad, encontramos la verdad. La belleza no está en la forma, sino en la ausencia de forma. No está en la ola, sino en el espacio que la sucede. No está en lo que queda, sino en la fugacidad de la espuma que muere al caer. El mar nos enseña a amar el vacío, a encontrar la plenitud en la nada.
jueves, 21 de noviembre de 2024
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
CINCUENTA Y EL HORIZONTE
Estoy a seis días de los cincuenta. No sé qué se supone que debe sentirse, pero aquí, bajo el sol, frente al mar, sólo pienso en la lín...

-
La idolatría se introduce en la mente como una sombra suave, un inicio que empieza con una idea, con una convicción vestida de verdad a...
-
Hubo un momento en la vida, difícil de determinar con exactitud, en el que todo se volvió evidente: este mundo ya no tiene remedio. ...
-
El aburrimiento es una rareza en estos tiempos de velocidad constante, donde todo parece moverse más rápido de lo que podemos asimilar....
No hay comentarios:
Publicar un comentario