La felicidad es una voz silbante que nace y muere con el viento, una idea que se disuelve en el aire como el vapor de un café caliente. Cada uno la imagina a su manera, la moldea con las manos de su experiencia y la pinta con los colores de sus sueños. Pero, curiosamente, en esa búsqueda de significados y apetencias, todos terminamos tropezando. Es como si la felicidad, en su naturaleza esquiva, decidiera jugar a las escondidas, dejándonos con la sensación de que jamás lograremos encontrarla definitivamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
CINCUENTA Y EL HORIZONTE
Estoy a seis días de los cincuenta. No sé qué se supone que debe sentirse, pero aquí, bajo el sol, frente al mar, sólo pienso en la lín...

-
La idolatría se introduce en la mente como una sombra suave, un inicio que empieza con una idea, con una convicción vestida de verdad a...
-
Hubo un momento en la vida, difícil de determinar con exactitud, en el que todo se volvió evidente: este mundo ya no tiene remedio. ...
-
El aburrimiento es una rareza en estos tiempos de velocidad constante, donde todo parece moverse más rápido de lo que podemos asimilar....
No hay comentarios:
Publicar un comentario