El silencio es un refugio frente a la superficialidad y el conflicto. En un mundo lleno de ruido, su valor se enaltece. No es simplemente la ausencia de ondas sonoras, sino una expresión reflexiva que nos conecta con lo corporal, lo mental y lo espiritual. En ese espacio de calma descubrimos un lenguaje más allá de las palabras, donde la esencia del ser se desvela con una claridad que únicamente ese sosiego puede ofrecer. Volvamos a hacer del acto de escuchar la principal sustancia de la comunicación. En definitiva, sólo tiene valor la palabra que nace del más profundo silencio.
miércoles, 20 de noviembre de 2024
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