El viento, en su viaje infinito, se despliega con una libertad inigualable. Su bisbiseo invita a despojarnos de las cargas que nos aplastan. Se acomoda a la geografía que abraza y, en su leve caricia, casi imperceptible, no sólo es capaz de transformar lo macizo, sino también de modificar el rumbo de las nubes. Es un recordatorio constante de nuestra conexión vital con el aire que todo lo envuelve. Ante las adversidades, no es el momento de quedarnos anclados en nuestras limitaciones; más bien, es hora de abrirnos a los nuevos caminos que se revelan. La esencia radica en dejar que el viento nos guíe, hallando en cada paso un acto de valentía, una búsqueda constante de lo posible, donde cada aliento se convierte en un soplo de esperanza.
martes, 26 de noviembre de 2024
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