viernes, 23 de mayo de 2025

GRIETA

     Subir. El viento arrasa las certezas. La fe construye muros con los ojos cerrados; la ciencia los desarma, ecuación tras ecuación. Entre ambas, el hombre avanza: en una mano lleva lo sagrado; en la otra, la razón. Arriba, el mundo es sólo aire y vértigo. Nubes que deshacen el cielo en segundos. El pasto se aferra a la tierra, como preguntas sin respuestas. El espíritu se expande, no por las respuestas, sino por el simple milagro de estar vivo, ahí, en el límite donde lo que se puede medir y lo que sólo se intuye se observan sin tocarse. ¿Llorar? Sí. Pero no por miedo. Por entender, al fin, que la única victoria es permanecer en esa grieta, con los pies desnudos y el corazón abierto, sabiendo que ni los dioses ni los números llenarán el vacío. Vivir, al final, es eso: caminar en la delgada línea donde el misterio duele, pero nos hace seguir respirando.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

CINCUENTA Y EL HORIZONTE

     Estoy a seis días de los cincuenta. No sé qué se supone que debe sentirse, pero aquí, bajo el sol, frente al mar, sólo pienso en la lín...