En el crepúsculo de la vida, las certezas se desvanecen como el humo de un incienso, dejando tras de sí un paisaje de incertidumbre. Sin embargo, en esa constante de luces y sombras, surge una luminosa revelación: la existencia es un ciclo interminable, donde las huellas se desdibujan y las memorias resplandecen con una intensidad casi mágica. Aquí, en este juego eterno de partidas y regresos, cada instante se convierte en un laberinto de elecciones entrelazadas, una advertencia que nos invita a seguir adelante. Mientras el latido de la vida nos abrace, hasta el último aliento, siempre habrá una nueva oportunidad al acecho, aguardando con los brazos abiertos, lista para ser recibida como un viejo amigo que regresa a casa.
domingo, 8 de diciembre de 2024
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LÁZARO
El aire ya no corta: acaricia. Las piernas olvidan. La meta no es un final, sino el lugar donde todo reinicia. El cincel no fuerza el m...

-
La idolatría se introduce en la mente como una sombra suave, un inicio que empieza con una idea, con una convicción vestida de verdad a...
-
El aburrimiento es una rareza en estos tiempos de velocidad constante, donde todo parece moverse más rápido de lo que podemos asimilar....
-
Llegará un día en que abrirás los ojos y el futuro ya no será aquel paisaje generoso donde guardabas todos los comienzos. Seguirá ahí, ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario