En la búsqueda de reconocimiento, muchos se esfuerzan por hacerse notar, implorando la mirada ajena. Sin embargo, en medio de este clamor se desvanece un tesoro invaluable: nuestra autenticidad. No es necesario alzar la voz para ser escuchados; quienes realmente valoran nuestra esencia lo hacen sin necesidad de adornos. La luz que nos define se revela en la serenidad de la introspección y en la calma del silencio. La verdadera grandeza se encuentra en la humildad de mostrarnos tal como somos, con sencillez. Es en este estado de seguridad donde descubrimos la plenitud y la conexión profunda con el mundo que nos rodea.
jueves, 5 de diciembre de 2024
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