Somos lo que no elegimos.
El barrio. Los ojos. La sombra que llevamos adentro.
El barrio. Los ojos. La sombra que llevamos adentro.
Hasta el nombre: una moneda al aire.
No creemos en caminos marcados.
Pero esto nos queda dando vueltas:
somos un cruce de fuerzas que no manejamos.
Lo que pasa cuando no tendría que pasar.
Estar ahí.
Contra toda razón.
Ese día. A esa hora.
Todos decían: imposible.
Pero fuimos.
No creemos en caminos marcados.
Pero esto nos queda dando vueltas:
somos un cruce de fuerzas que no manejamos.
Lo que pasa cuando no tendría que pasar.
Estar ahí.
Contra toda razón.
Ese día. A esa hora.
Todos decían: imposible.
Pero fuimos.
Lo que conocíamos se desarmó.
Lo que podríamos haber sido... se esfumó.
Ahí nació lo que somos.
¿Te das cuenta?
Los encuentros que nos cambian siempre son improbables.
Llegan por caminos raros.
Después les decimos "destino".
Recién cuando no hay vuelta atrás.
Sólo somos esto:
cenizas en el cenicero de un bar.
Un golpe de viento en la puerta
y ya no estamos.
Los encuentros que nos cambian siempre son improbables.
Llegan por caminos raros.
Después les decimos "destino".
Recién cuando no hay vuelta atrás.
Sólo somos esto:
cenizas en el cenicero de un bar.
Un golpe de viento en la puerta
y ya no estamos.
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