sábado, 23 de agosto de 2025

NINGUNA SOMBRA

     Hay un momento, en la mitad de la fiesta, donde todo calza. No es silencio, es otra cosa: como cuando llenás tanto el vaso que ya no entra ni una gota más y queda ahí, perfecto. Acá, en este país donde el verano es una plancha caliente, cumplí cincuenta. Y parte de mí sigue allá, en el frío, metidos en el invierno como en un sobretodo. Los pienso por allá, destinando un fragmento del día para mí. Sus mensajes, sus llamados, sus fotos, sus corazones. Cruzaron todo. No vinieron con ruido, vinieron como una luz. Algo que no encandila, pero alumbra. Agradecerles no es devolverles nada. Es darme cuenta de que el cariño tiene una ley física que nadie entiende: es la única cosa que en vez de caer, sube. Y te sostiene. Ustedes, al acordarse, tiraron un puente de hilo invisible entre dos mundos. Yo acá, cinco horas más tarde, y de repente sus palabras me tiraron el olor del pasto después de la lluvia, la calidez de las cosas que no hace falta decir porque ya están clavadas en el hueso. La eternidad no nos pertenece, pero hoy, en este instante, me acaricia. La calma es mirar el mar, y el mar nunca está quieto. Este cumple, en la lejanía, podría haber sido sólo un número. Ustedes lo hicieron doble: la fiesta de acá y la certeza de que los tengo puestos como una segunda piel. Al final, es así de simple: no hay kilómetros que le ganen al corazón. Ustedes se acuerdan, y en ese gesto, me arman de nuevo. Gracias. Los quiero mucho.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

NINGUNA SOMBRA

     Hay un momento, en la mitad de la fiesta, donde todo calza. No es silencio, es otra cosa: como cuando llenás tanto el vaso que ya no en...