lunes, 24 de febrero de 2025

GESTOS MÍNIMOS

     Ya no exijo que el mundo arda a cada instante, que cada rostro esconda un secreto indescifrable o que cada palabra lleve consigo el peso de una promesa eterna. Ahora me conformo con lo que fluye sin esfuerzo: una mano que se posa en el hombro, un café compartido en silencio, una sonrisa que no necesita explicación. Y, sin embargo, en esos gestos mínimos, encuentro algo que antes me pasaba desapercibido: una especie de magia discreta, como si el mundo, sin pretenderlo, me ofreciese pequeños destellos de algo que no merezco, pero que acepto con gratitud. Lo que antes buscaba con furia, ahora lo encuentro en lo que no se dice, en lo que simplemente es. Y eso, aunque parezca poco, es más que suficiente.



domingo, 23 de febrero de 2025

OSCURIDAD QUE ILUMINA

     El mar no enseña a los marineros que se quedan en la orilla ante el primer nubarrón. Tampoco a aquellos que sólo conocen su diurna calma. El verdadero navegante nace en la tormenta, en el violento vaivén de las olas que no dejan pensar, sólo sentir. El faro gira a lo lejos, corta la noche con su luz, pero no es la luz lo que salva. Es el instante en que desaparece, ese breve espacio de oscuridad, donde el tripulante recuerda que no existen atajos. Con esfuerzo y paciencia, así se cruza el abismo. No hay otra forma. La luz rompe y restaura la oscuridad, como ese respiro que nos mantiene vivos. Y el faro, en silencio, sigue girando. No para iluminar, sino para recordar que, a veces, es en la oscuridad donde se encuentra el camino.



jueves, 20 de febrero de 2025

VICTORIA POSIBLE

      Hubo un momento en la vida, difícil de determinar con exactitud, en el que todo se volvió evidente: este mundo ya no tiene remedio. Su curso es inexorable, imposible de torcer o detener. Su marcha, pesada y obstinada, sigue un ritmo enfermizo que no nos pertenece a los mortales comunes. No hay forma de alterarlo, ni de imponernos a su inercia. Y entonces, en medio de esa certeza, surgió la única respuesta posible: una callada resistencia, casi invisible. No se trata de luchar, ni de oponerme con furia. Es algo más sutil, más frío: mirarlo de frente, sí, pero con una distancia irónica, como quien observa un juego cuyas reglas ya no le interesa seguir. Dejar que pase, como un viento que no merece más que una leve inclinación de cabeza. En esa tenacidad silenciosa, en ese gesto aparentemente insignificante, hay una profunda rebelión: la decisión de no ser arrastrado, de no entregar más de lo que el mundo merece. Es una forma de preservar la propia esencia en medio del caos, de encontrar libertad en la aceptación de lo que no puede cambiarse. Tal vez así encuentre la única victoria posible.




EL PRECIO DE LA CONCIENCIA

     Hay momentos en la vida en los que todo parece detenerse, y es en esa quietud donde algo en nuestro  interior comienza a moverse. No es algo repentino, sino un lento despertar de una fuerza que siempre ha estado allí, esperando. Y cuando finalmente aparece, duele, porque nos enfrenta a lo que hemos estado evitando ver. Construimos muros invisibles de hábitos y mentiras para protegernos, pero terminan encerrándonos en un espacio demasiado pequeño para todo lo que somos. Sin embargo, algo en nosotros termina rebelándose, empujando para derribar esas paredes, aunque duela. No es fácil enfrentar nuestras sombras, pero es en ese acto de valentía donde encontramos la verdadera luz. Una luz suave que no promete un camino fácil, pero nos permite recorrerlo con los ojos abiertos. La vida no pide perfección, sino valentía. Y en ese coraje de mirar hacia adentro y aceptar lo que vemos, está la semilla de todo lo que podemos llegar a ser. Así que no hay que temer al dolor del despertar. Enfrentar las sombras es la única forma de encontrar la fuerza para construir lo que queremos ser. Y eso, al final, es lo único importante.




lunes, 17 de febrero de 2025

DESEO

     Hay una sed que no se logra saciar, una llama que nunca se apaga. No es el deseo lo que nos consume, sino la idea de que siempre hay algo más allá, algo que no hemos alcanzado, algo que no hemos visto, algo que no hemos sido. Vivimos en la certeza de que mañana será distinto, que la próxima salida, la próxima copa, el próximo avión, el próximo encuentro, el próximo sueño nos llevará a un lugar donde las piezas del rompecabezas, por fin, encajan. Pero hoy sólo hay un vacío que no se llena, un horizonte que se aleja cada vez que damos un paso hacia él. No es la felicidad lo que perseguimos, sino la promesa de que existe. Y así, cada vez con menos tiempo, caminamos sin rumbo, con la mirada fija en un mañana que nunca llega, pero que nos mantiene vivos. Porque, al final, no queremos lo que tenemos, lo que podemos ver y tocar; queremos lo que nos falta, lo desconocido. Y en eso, nos perdemos. En esa inagotable búsqueda olvidamos que la esencia de la vida está en el viaje, no sólo en el destino.



domingo, 16 de febrero de 2025

CARTAS MARCADAS

     El destino  nunca se marcha con las manos vacías. Es paciente, como un jugador de naipes que conoce el final de la partida antes de repartir las cartas. No tiene prisa, pero tampoco olvida. Se instala en los rincones de la vida, observando, esperando, hasta que llega el momento preciso en que extiende su mano y toma lo que siempre supo que era suyo. No es cruel, ni justo. Simplemente es. Y cuando se va, lo hace sin ruido, dejando tras de sí un rastro de cosas que ya no están, pero que, de alguna manera, siempre estuvieron destinadas a desaparecer. Así nos dice, sin palabras, que en esta partida sólo podemos elegir la mesa, pero nunca las cartas que nos tocan.



viernes, 14 de febrero de 2025

CARGA INVISIBLE

     El hombre lleva consigo una carga invisible. Es algo profundo que ha crecido con él desde que aprendió a mirar al cielo y preguntarse por qué. Es el peso de lo que cree ser, de lo que aspira ser, de lo que teme no llegar a ser. Sin embargo, hay momentos en los que esa carga se desvanece, no porque desaparezca, sino porque puede ser vista con claridad. En ese estado de lucidez, el hombre encuentra algo que no esperaba: la verdad de sí mismo. No es un descubrimiento grandioso, ni un giro dramático en la trama de su vida. Es algo más silencioso, más liviano, más íntimo. Como si, al fin, el hombre se diera cuenta de que no necesita cargar con todo lo que ha acumulado. No son las posesiones, ni los logros, ni siquiera los recuerdos, los que lo definen. Es algo más esencial, más desnudo. Algo que ha estado allí todo el tiempo, esperando ser visto. Hay un instante, breve pero luminoso, en el que el hombre comprende que no es lo que tiene, ni lo que ha hecho, ni lo que espera hacer. Es, simplemente, lo que es. Y eso, aunque parezca poco, es todo. Es suficiente. Es más que suficiente. Porque en esa comprensión, a menudo tardía, el hombre se libera. No de sus circunstancias, ni de sus errores, ni de sus dolores, sino de la ilusión de que necesita ser más de lo que es. Y entonces, como si una mano invisible hubiera apartado un velo, el hombre ve el mundo con nuevos ojos. No es un mundo perfecto, ni mucho menos. Es un mundo lleno de grietas, sombras y preguntas sin respuesta. Pero es el suyo. Y él, con todas sus imperfecciones, es parte de ese mundo. No hay mayor coherencia. No es posible cambiar el mundo. No es necesario que cambie él. Sólo necesita ser en ese mundo imperfecto, con la misma naturalidad con la que un árbol está en la tierra o una nube en el cielo. En ese cielo que hay que aprender a mirar



miércoles, 12 de febrero de 2025

CAPÍTULOS INESPERADOS

     Hace no mucho tiempo imaginaba la vida como un libro cuyas páginas se escribían solas, lo que me hacía sentir que poco podía hacer para influir en mi historia. Sin embargo, hay algo en el relato de mi vida que no termino de entender: cómo es que, mientras sigo aquí, quieto y con la misma curiosidad de siempre, mi cuerpo ha decidido escribir su propio capítulo. Mi cabello se ha poblado de canas que no reconozco, como si el tiempo hubiera tomado la iniciativa de ser parte de esta historia sin pedirme permiso. Además, mi rostro se ha llenado de gestos que no son los míos, de expresiones que parecen surgir de un guion ajeno. A veces pienso que esta cara, que llevo como una máscara, vive su propia vida, cuenta sus propias historias e inventa relatos que nada tienen que ver conmigo. Y yo, en el fondo, no le reprocho nada. Sólo me pregunto cuándo fue el momento exacto en el que el autor de este libro decidió separarnos, y si alguna vez volveremos a encontrarnos en sus páginas.




ESPACIO SAGRADO

     Existió un tiempo en que el mundo se colaba en mis horas, desordenándolas y desgarrando mis silencios. Las emociones no eran sólo algo que observaba desde lejos; me envolvían, me sacudían, me dejaban sin aliento. Aprendí, tras caer reiteradamente, que no todas las batallas valen la pena y que no todas las preguntas necesitan respuesta. La serenidad no es un regalo, sino una conquista, un espacio que defiendo con la fuerza de quien ha perdido demasiado. Hoy confío mis proyectos y miedos a unos pocos, no por desconfianza, sino por sabiduría. No todo merece ocupar el espacio que he trabajado tanto en limpiar y reconstruir. Hay algo sagrado en lo que hemos salvado de nosotros mismos, y eso no se entrega a cualquiera. No es egoísmo, sino respeto por lo que hemos sido y por lo que hemos decidido ser.




lunes, 10 de febrero de 2025

RESISTIR, ELEGIR, EXISTIR

     Al encontrarnos frente a un mundo que no ofrece respuestas, descubrimos que existen en nosotros mismos fuerzas que nos impulsan a seguir. Por ejemplo, la resistencia, esa firmeza que nos lleva a no doblegarnos, y la libertad, esa capacidad de elegir incluso cuando no hay caminos claros; además el deseo, esa energía que nos mueve a actuar sin certezas. Pero hay más, pues también emerge nuestra creatividad, esa necesidad de construir algo donde antes no había nada y, por supuesto, la esperanza, no como un sueño frágil, ni vana ingenuidad, sino como una apuesta decidida por lo que podría ser. Aceptar que la vida no tiene un sentido predeterminado no significa rendirnos, sino despertar. Es entender que cada gesto, cada instante, es una oportunidad para darle forma a algo que valga la pena. Porque, incluso en la vasta indiferencia del universo, la vida no es una pregunta, es una posibilidad. Y esa posibilidad, basta con vivirla.






viernes, 7 de febrero de 2025

DAR ES SER

     Hay quienes hablan de océanos sin haberlos navegado, de montañas sin haberlas escalado. Quienes ofrecen refugio sin haber sentido el frío. Se puede dar esperanza sin haberla vivido, como un mapa de alguien que nunca llegó a su destino. También se puede sembrar valor en otros sin haber enfrentado el miedo. Somos recipientes de vacíos, de lo que damos sin haber tenido. Y, a pesar de todo, seguimos entregando, como si dar nos devolviera algo que no sabíamos que nos faltaba. Quizás ahí está la clave: en lo que ofrecemos sin haberlo vivido, en lo que enseñamos sin haberlo aprendido. En ese intercambio silencioso late algo que nos sostiene. Como si fuéramos mensajeros de lo que nunca nos perteneció, pero que, al compartirlo, nos une a un misterio que nos completa.





miércoles, 5 de febrero de 2025

ABURRIMIENTO (Hacer o morir)

    El aburrimiento es una rareza en estos tiempos de velocidad constante, donde todo parece moverse más rápido de lo que podemos asimilar. Vivimos rodeados de pantallas que brillan, noticias que se suceden sin pausa, mensajes que llegan y se van antes de que podamos responder. Y, sin embargo, ahí está, el aburrimiento, como una grieta en el ritmo frenético del mundo. No es el aburrimiento de nuestros abuelos, ese que nacía de la quietud y el silencio. Este es distinto, más insidioso, como si surgiera de la saturación misma, del exceso de todo. En las parejas, el aburrimiento se disfraza de indiferencia. Las conversaciones se vuelven monótonas, los gestos, mecánicos. El amor se desgasta en la repetición tan temida. Y entonces llegan los reproches, las miradas que ya no se encuentran, las palabras que hieren sin querer. El aburrimiento ya no es sólo la ausencia de algo, es la presencia de un vacío que duele. Hay quienes intentan llenar ese vacío con más velocidad, más estímulos, más ruido. Pero el aburrimiento no se va, sólo se esconde durante un tiempo, espera. Y cuando resurge, lo hace con más fuerza. "La vida es demasiado corta para aburrirse", dijo alguna vez Oscar Wilde. Y tal vez tenía razón. Pero, ¿cómo no aburrirse en un mundo que nos ofrece todo y nada al mismo tiempo? La solución no está en correr más rápido, en buscar más distracciones, sino en detenerse, en hacer una pausa y respirar, en encontrar algo que nos haga sentir vivos, en mantener la llama encendida aquí y ahora. Un proyecto, una idea, un deseo. Buscar siempre dar el paso que nos coloque en el camino deseado. Cualquier cosa es mejor que la inmovilidad, que la sensación de estar atrapado en un ciclo sin fin. El aburrimiento es el enemigo, pero también una oportunidad. Un llamado a despertar, a actuar, a vivir. No hay excusas, no hay salvación, sólo hay acción, movimiento, vida. Usemos el aburrimiento como lo hacían nuestros abuelos, para crear. No hay otra opción: hacer o morir.



martes, 4 de febrero de 2025

MOVIMIENTO (Cambiar la mesa de juego)

     Partieron sin dudar, pues el lugar que habitaban ya no les ofrecía más que un aire pesado y un ritmo que los ahogaba. No era una huida, sino una decisión clara: había que escapar de aquello que ya no fluía, de lo que se había vuelto estático, como una partida interminable en la que las fichas ya no avanzaban. No llevaban un mapa ni un destino preciso; sólo la certeza de que debían moverse, dejar atrás lo conocido, como si el mundo les hubiera dado una señal silenciosa pero firme. Caminaron sin prisa, siguiendo el curso de un río que parecía entender su necesidad de fluir hacia la desembocadura. Cuando encontraron un espacio nuevo, un lugar donde el aire olía a mar y a posibilidad, se detuvieron. No sabían qué les esperaba, pero eso no importaba. Lo importante era haber escapado, haber dejado atrás lo que los paralizaba y estar listos para lo que viniera después. Al fin y al cabo, el juego siempre continúa, uno sólo elige la mesa donde jugarlo.




lunes, 3 de febrero de 2025

MÁSCARAS II (La comedia invisible)

     La vida es un juego de equilibrios, una partida en la que las cartas no se muestran, sino que se guardan con cuidado. Sonreír cuando el gesto no nace, callar lo que quema, hablar sólo de lo que no deja huella. Son movimientos aprendidos, casi instintivos, que mantienen el paño de juego en calma y evitan el desastre. Se trata de un acuerdo tácito, invisible, que todos firmamos sin leer: no tocar lo que duele, no nombrar lo que afecta. Así, las conversaciones se llenan de aire, de palabras que flotan y se desvanecen. El clima, los precios, el vecino, la vecina, el perro, las noticias del día. Temas que no exigen nada, que no comprometen. Si bien, por lo general, esa ligereza es un refugio, un modo de seguir adelante sin romperse, vivir siempre en esa superficie tiene mucho de engaño. Como si, poco a poco, nos convirtiéramos en aquello que representamos. "El hombre está condenado a ser libre", escribió Sartre, pero tal vez también está sentenciado a fingir, a ser lo que no es, al punto de olvidar quién fue. Y así, sin darnos cuenta, todos terminamos actuando en la misma obra.



sábado, 1 de febrero de 2025

2 + 2= 5

     La idolatría se introduce en la mente como una sombra suave, un inicio que empieza con una idea, con una convicción vestida de verdad absoluta. Sin que lo notemos, esa idea se transforma en una corriente que nos arrastra, llevándonos lejos de la realidad. "Libertad es la capacidad de afirmar que dos más dos son cuatro. Si se concede eso, todo lo demás vendrá por sus pasos contados", escribió George Orwell. Pero la idolatría nos empuja en dirección opuesta, hacia la pérdida de nuestra libertad y razón. La fe se transforma en fanatismo, y el fanatismo se convierte en ceguera. La gente deja de pensar por sí misma, de cuestionar, de buscar. Se torna en un mar de seguidores ciegos, dispuestos a acatar cualquier orden. La razón y la libertad se convierten en tabúes, mientras que la crítica y la duda son acalladas. La ciudad se convierte en un espacio de oscuridad y miedo, donde la verdad es lo que decreta el líder, el profeta, el falso dios. Sin embargo, hay algo aún más insidioso que la idolatría misma: esa capacidad que tiene para hacernos sentir vivos, para otorgarnos un sentido de pertenencia y propósito. Es una droga que nos da bienestar, pero que nos consume lentamente, nos despoja de nuestra humanidad. La idolatría es una enfermedad que nos roba la capacidad de pensar, sentir y ser. Y es una enfermedad que sólo podemos curar si nos atrevemos a mirar hacia adentro, a cuestionar nuestras propias creencias y convicciones. Sólo así comenzaremos a sanar y a recuperar nuestra esencia.



LÁZARO

     El aire ya no corta: acaricia. Las piernas olvidan. La meta no es un final, sino el lugar donde todo reinicia. El cincel no fuerza el m...